Cada vez falta menos para San Valentín, y es que en menos de un mes todas las parejas de alrededor del mundo estarán celebrando uno de los días más románticos del año.
Como ya os contábamos en uno de nuestros anteriores posts, hay detalles únicos, como las joyas que contienen diamantes en talla corazón, que se convierten en la opción idónea para que tu pareja se derrita de amor. Pero hoy queremos hacer hincapié en otro asunto. Hoy queremos dedicarle este post a los hombres que están dispuestos a dar un paso más, a aquellos que tienen la sensibilidad de escoger esta fecha tan señalada para declarar amor en su máximo esplendor.
Pero antes, nos gustaría enseñaros el origen de esta festividad tan celebrada mundialmente hablando.
El día de San Valentín es conocido también como el Día de los Enamorados. Pero, ¿quién es San Valentín y por qué ha hecho que millones de personas de alrededor del mundo manifestemos nuestro amor en forma de regalos durante ese día?
Lo cierto es que el origen de este día y su historia son algo ambiguas. Su origen se remonta a la época del Imperio Romano, cuyo emperador era Claudio II. Fue éste quién decidió prohibir los matrimonios a los jóvenes porque tenía la creencia de que las personas casadas eran peores soldados, ya que echaban de menos a sus mujeres.
Esta fue la razón por la que San Valentín, un sacerdote romano de aquel entonces, decidió celebrar bodas clandestinas para los jóvenes. Al enterarse, el emperador ordenó a un oficial que lo encarcelara. Éste, para ridiculizarlo, lo retó a que le devolviera la vista a su hija ciega de nacimiento. Lo sorprendente fue que Valentín obró el milagro y además, se enamoró de ella. Fue el día antes de su ejecución, el 14 de febrero del año 270, cuando le mandó una carta a su enamorada firmando como “Tu Valentín”. De ahí el origen de las cartas de amor entre enamorados que han desencadenado en regalos a día de hoy.
Ahora que ya conocemos la historia, vamos a detallar por qué el 14 de febrero es el día, tu día, vuestro día. El día que recordaréis para siempre como el día en que le pediste al amor de tu vida que se casara contigo. Y el día en que, por supuesto, le entregaste el anillo de compromiso de sus sueños.